Jarrones que vuelan y nichos que emanan
sangre. Pocos lugares de la comarca encierran tanto misterio como un pequeño
cementerio situado en una conocida localidad corverana. Los responsables del
camposanto pusieron como condición para dejar trabajar a los miembros de Gaipo
que no se desvelase la ubicación del cementerio y Madrazo y su equipo quieren
cumplir su promesa. No obstante, merece la pena dejar constancia de los sucesos
allí acaecidos. «Llegaron a nuestros oídos historias muy extrañas y lo curioso
es que comprobamos que eran verídicas», explicó Madrazo. Según sostienen los
investigadores, cuando una mujer queda sola en el interior del cementerio «se
desencadenan fuerzas invisibles que las atacan, se cierran las puertas y el
viento sopla con fuerza acompasado de voces y gritos». Después de haber
recogido varios testimonios, los miembros de Gaipo constataron que durante la
Guerra Civil, en el año 1936, el cura encargado de la parroquia fue ejecutado
en el interior del cementerio y que fue una mujer quien le delató. «El ente se
llama Enrique y nuestra sospecha es que se trata de un alma atormentada que no
ha encontrado el descanso». Durante las sesiones de Gaipo en el cementerio se
recogieron infinidad de psicofonías, algunas insultantes y violentas: «Que te
den» o «salid de aquí». David Madrazo cuenta que en una ocasión, mientras
caminaba entre baterías de nichos y panteones, un jarrón salió volando hacia
él. «Se desplazó como unos cinco metros en horizontal». Algunos vecinos
aseguran que de algunos nichos sale sangre y que la parte hermética de otros,
habitualmente sellada por cristal, se llena de agua de forma inexplicable.