martes, 10 de noviembre de 2009

el hombre de taured

EL HOMBRE DE TAURED. ¿REALIDAD ALTERNATIVA?

El día comenzó como cualquier otro para los hombres y mujeres de la aduana japonesa. Se inclinaron a sus superiores y tomaron sus lugares detrás de los mostradores de la instalación situada cerca de la zona de espera de llegada de la terminal internacional. Mientras los aviones de otras naciones llegaban y los pasajeros desembarcaban, los recién llegados hacían cola como para  las inspecciones y la comprobación de sus pasaportes para que pudieran emprender su camino hacia el ajetreo y el bullicio de una Tokio.
Pero lo que empezó con normalidad pronto se degeneró en la perplejidad, y luego en el asombro, cuando uno de los recién llegados, que había volado desde Europa, presentó su pasaporte. El documento afirmaba que era de un país que no habían oído hablar jamás en su profesión. Incluso los funcionarios de aduanas de más alto rango se quedaron perplejos por el pasaporte que, en todo lo demás, parecía auténtico.

De acuerdo con el pasaporte, el hombre era de un país llamado Taured.
 Sacaron al viajero a un lado y lo escoltaron a una sala de interrogatorios para una entrevista mientras se llevaba a cabo una verificación de antecedentes. El hombre misterioso parecía caucásico, dijo que su país estaba en Europa y portaba moneda legal de varios países europeos en una cartera de gran tamaño.

La confusión y el enojo

Mientras los funcionarios de aduanas seguían confusos, el sujeto se puso cada vez más enojado. Afirmó que estaba en Japón por negocios, era su tercer viaje en ese año. Había estado viajando a Japón por más de cinco años y su empresa era una filial de un conglomerado internacional en auge. Si bien es cierto que el pasaporte del hombre corroboraba su historia — el documento tenía varios sellos de visado de aduana — no había constancia de que su país existiera. Y cuando la compañía con la que él aseguraba tener reuniones pendientes fue contactada, sus responsables afirmaron categóricamente que nunca habían oído hablar de él, ni de la empresa que él dijo representar.
Igualmente desconcertante eran los otros documentos del hombre: llevaba un carné de conducir emitido por su país, pero no existía dicho país. Un talonario contenía controles para una cuenta con un banco desconocido. El hotel donde decía tener una reserva lo negó, al ser preguntada por las autoridades niponas.

¿Ciertamente era un extraño en un mundo extraño?

El hombre hablaba varios idiomas, incluyendo el japonés. Dijo que su lengua materna era el francés y cuando se le mostró un mapa del mundo expresó lo que parecía ser una genuina conmoción, al ver que su país no estaba en él. Dijo a los funcionarios que Taured estaba localizada en el Principado de Andorra, parte de España, y parte de Francia que estaba indica en el mapa. Estaba convencido de que no existía ningún país como Andorra y su país había existido durante casi 1.000 años. ¿Todo el mundo se había vuelto loco?

Correcto aeropuerto, incorrecto mundo

Las horas pasaban y en vez de encontrar respuestas, el rompecabezas sólo se hacía más complicado.
Finalmente, el hombre pidió ver a las autoridades gubernamentales. Para entonces pensó que era una gran y cruel broma a la que estaba siendo sometido. Después de ser detenido en la estrecha sala de seguridad del aeropuerto durante casi ocho horas, las autoridades aduaneras se apiadaron de él. Lo enviaron a un hotel cercano con las órdenes de que el visitante misterioso esperara hasta que se tomara una decisión sobre el asunto.

Acto de desaparición

En el hotel, dos funcionarios de inmigración tenían la orden de no permitir que el hombre saliera de su habitación. Después de comer una pequeña cena proporcionada por el servicio de habitaciones del hotel, el hombre sin país se retiró. Los guardias mantuvieron su puesto en el pasillo fuera de la habitación del hotel hasta las primeras horas del día siguiente. En ningún momento se escucharon sonidos que vinieran desde dentro de la habitación.

A la mañana siguiente, los guardias descubrieron que el extraño europeo había desaparecido. La única salida era la puerta que ellos estaban vigilando y la única ventana que había en la habitación no tenía cornisa exterior y se encontraba muy por encima de una calle muy transitada. Las aduanas, los funcionarios de inmigración y la policía de Tokio, montaron una intensa búsqueda para tratar de hallar al increíble viajero, pero finalmente se dieron por vencidos. El hombre del país que no existe no volvió a aparecer jamás

Con suerte, encontró su camino de vuelta a casa.