Uno de los casos más
perturbadores que registra la historia es el ocurrido en la localidad de
Amityville, en Estados Unidos, donde una familia fue literalmente expulsada de
su vivienda por entes de naturaleza desconocida, y hasta el día de hoy nadie ha
sido capaz de volver a habitar esta casa. Los protagonistas del caso, que
incluso inspiró una película, nunca quisieron hablar de lo que realmente
ocurría en esa casa, hasta que hace algunos años dieron una entrevista a un
programa periodístico en Estados Unidos, donde revelaron sólo parte de la
espeluznante experiencia que les tocó vivir en la casa de Amityville.
Esta historia tiene como
escenario una casa ubicada en el 112 de Ocean Avenue, en Amityville, Nueva
York. La madrugada del 15 de noviembre de 1974, el hijo mayor de la familia
DeFeo, de tan sólo 17 años, asesinó a sangre fría a sus padres y hermanos, con
un rifle, dejando un total de seis personas muertas.
Los investigadores no
tenían ningún indicio que les permitiese sospechar de alguien en concreto,
hasta que uno de los detectives que recorría las habitaciones de la casa en
busca de alguna pista encontró en la pieza del único superviviente dos cajas de
cartón de balas para un rifle.
Las investigaciones
comenzaron a arrojar resultados asombrosos, como un robo que el joven habría
cometido contra su abuelo y sus extraños cambios de humor. Después de largos
interrogatorios, la policía consiguió la confesión, y el joven fue condenado a
25 años de prisión.
Pero la verdadera historia
de Amityville comienza días después, el 28 de diciembre de 1974, veintiocho
días después de los asesinatos. Ese día, otra familia, compuesta por el
matrimonio de George y Kathy Lutz, se mudó al lugar donde había ocurrido la
masacre.
La casa, espaciosa y de muy bonita arquitectura, estaba a la venta a un precio excepcionalmente barato, y los Lutz decidieron obviar los violentos hechos ocurridos con antelación y compraron el inmueble, aunque solamente pudieron ocuparlo 16 días debido a los extraños fenómenos que se sucedían...
La casa, espaciosa y de muy bonita arquitectura, estaba a la venta a un precio excepcionalmente barato, y los Lutz decidieron obviar los violentos hechos ocurridos con antelación y compraron el inmueble, aunque solamente pudieron ocuparlo 16 días debido a los extraños fenómenos que se sucedían...
Desde el primer momento en
que ocuparon la casa, el matrimonio y sus hijas pequeñas sintieron una
presencia sobrenatural, que se iba haciendo más fuerte cada día. Al principio,
se escuchaban ruidos extraños a lo largo del día; luego, comenzaron a aparecer
manchas en las paredes y malos olores sin motivo aparente, y las puertas y
ventanas se abrían solas.
Kathy Lutz agregaría que
en reiteradas ocasiones se sintió observada en ciertas partes de la casa,
principalmente en las habitaciones, y que una vez vio unos ojos rojos que la
miraban desde la oscuridad a través de la ventana. De repente, comenzó a tener
pesadillas repetitivas con los crímenes sucedidos en la casa, pero soñando que
las víctimas eran los componentes de su familia.
La supuesta entidad que habitaba la vivienda trató incluso de apoderarse de los cuerpos de sus residentes, manipulándolos a su propia voluntad y obligándolos a cometer actos de naturaleza violenta, algo en lo cual los Lutz nunca han querido ahondar.
A los pocos días de
habitar el lugar, el matrimonio se convenció de que la casa estaba poseída por
una presencia demoníaca y recurrió al sacerdote de la iglesia más cercana,
quien contaría después que al tratar de bendecir la casa, escuchó una voz que
lo echaba, una voz que surgió de la nada desde la planta más alta de la casa y
que gritó: ¡¡¡ LARGATE DE AQUÍ !!!. Según los relatos de la época, cuando el
sacerdote entró en la casa, el ambiente se llenó de un olor putrefacto y una
nube de moscas invadió el lugar. El religioso debió luchar con una fuerza
física que le impedía acercarse a la casa y finalmente fue violentamente
expulsado.
La visita del sacerdote
marcó el punto en que los sucesos paranormales se incrementaron, George empezó
a sentir presencias extrañas también e incluso sentía miedo a abrir los grifos
pues suponía que una presencia maligna podía salir de ellos si abría la llave
de paso. Las alucinaciones se hacían más comunes y la desconfianza en la
familia se acrecentaba, George afirmaba que su mujer se estaba transformando en
una bruja pues, según él, se le estaban cayendo los dientes y el pelo. Llegaron
a tal punto que los Lutz debieron abandonar para siempre la casa, que desde
entonces se encuentra deshabitada y sobre la cual pesa el estigma de la leyenda
de Amityville.