EL PUEBLO FANTASMA DE CENTRALIA PENSYLVANIA
Centralia es hasta hoy uno de los lugares del mundo que se ha
convertido en una curiosidad. Es
una ciudad de menos de un kilómetro de
superficie de tierra. Después de ser una de las urbes como cualquier
otra de Estados Unidos, en busca
de su crecimiento y superación, ésta se ha convertido en una ciudad fantasma literalmente,
pues su sobrenombre de “Silent Hill”
le fue adjudicado después de llegar a
su nivel de habitantes a “0”.
En el estado de Pensilvania,
esta ciudad era prospera hasta hace unas décadas, desarrollando comercio a pequeña y mediana escala,
con escuelas, un banco, y otros pequeños negocios que avanzaban un paso a la vez. Pero todo esto cambió, cuando una mina de carbón se encendió a fuego lento y
no ha dejado de arder hasta
nuestros tiempos actuales.
Bajo la fértil ciudad de
Centreville registrada oficialmente en 1866,
se encuentra una antigua mina de carbón. Se dice que el fundador de esta ciudad es el reconocido Ingeniero Alexander Rea de la compañía
“Locus Mountain Coal and Iron” y
fue el primero en iniciar su desarrollo construyendo parcelas y calles. La
industria del carbón se convirtió en esos tiempos la principal actividad
económica hasta 1960, cuando la
mayor parte de las compañías salieron del negocio. El trabajo de minería se continuó de forma clandestina hasta 1982
y hubo muchas revueltas por esos tiempos. En estas décadas tuvo su auge convirtiéndose en un
municipio prospero que como citamos tenía con escuelas, iglesias,
banco, teatros, oficina postal,
hoteles, salones y hasta una taberna.
La desgracia de este lugar comenzó
en 1962, cuando se prendió fuego al basurero de la ciudad en una de las fosas abandonadas de la mina al
sureste de su extensión, y ésta a su vez enciende una vena ardiente en los cúmulos de carbón que aun se
encuentran en distintos túneles bajo todo el municipio, ardiendo a fuego lento hasta los tiempos actuales y se cree
que tienen suficiente carbón para arder
unos 250 años más. Los habitantes empezaron a enfermar por las
constantes inhalaciones de monóxido de carbono provocado
por la continua quema subterránea de
carbón. En muchas ocasiones se hicieron grandes esfuerzos por apagar
este fuego perpetuo, pero todos los intentos fracasaron uno por uno. No fue
hasta 1979 que un empleado de una estación de gas
metió una larga vara para medir
en sus tanques subterráneos la cantidad
de combustible que quedaba, y se percató de la temperatura de la
gasolina por el calor de la vara al salir. En ese momento, los ciudadanos se
dieron cuenta de la magnitud del problema, cuando el dueño de la gasolinera metió un termómetro en el tanque y descubrió
resultados de 78º C.
El gobierno tomó la decision de re-ubicar a los vecinos en otros pueblos cercanos, muchos aceptaron pero otros no hasta que la situación fue insostenible y se fueron, hoy en dia no tiene nigun habitante salvo los que estan en el cementerio.