jueves, 12 de noviembre de 2009

mary bell

MARY BELL



Mary Flora Bell nació el 26 de mayo de 1957 en Newcastle, Inglaterra. A diferencia de otros niños asesinos, en su caso es más que comprensible la agresividad que guardaba en su interior, aunque no la forma en que la exteriorizó… Y es que Mary recibió maltrato desde que vio la luz del mundo; pues, al salir del vientre de su madre Betty, ésta hizo una mueca de asco y espanto exclamando en tono chillón: “¡alejen esa cosa de mí!”.
Nunca se supo bien quién fue el padre biológico de Mary, pero su madre la tuvo a los 16 años y su padrastro, Billy Bell, fue un ladrón al que no le importaba en absoluto lo que Betty hiciese con Mary. Según se sabe, Betty intentó algunas veces matar a su hija, pero al parecer no eran intentos muy determinados y, en todos ellos, siempre alegaba que la niña había sufrido algún accidente. En todo caso esos intentos cesaron pronto, pero la madre de Mary había empezado a prostituirse y, como odiaba a Betty (la veía como una fastidiosa carga), la comenzó a emplear tempranamente para satisfacer a sus clientes más degenerados…
Los suplicios antes mencionados, comenzaron cuando Mary tenía apenas cinco años y su madre le obligaba a tocar las partes íntimas de sus clientes. Luego, cuando cumplió ocho años, Betty vendió la virginidad de Mary por una buena suma de dinero.
Por esas y otras calamidades, Mary era una niña que guardaba agresividad y disfrutaba torturando perros, gatos y otros animales. Sin embargo, pronto su trastornada crueldad llegaría a tal punto que los animales no bastarían. Necesitaría una víctima con mucha mayor capacidad de sufrimiento: una víctima humana.

Martin Brown

Un 25 de mayo de 1968, justo un día antes de que Mary cumpliese once años, el pequeño Martin Brown, vecino de Mary, desapareció y poco después se encontró su cadáver: según la Prensa, se había caído al jugar, pero los forenses afirmaron que habían signos de estrangulamiento, varios golpes y una contusión sangrante en la cabeza. La realidad fue que Mary lo había empujado y, al ver que el niño aún vivía, lo estranguló… Pero eso no se sabría hasta tiempo después, al igual que lo que en verdad ella sintió al momento de presionar el cuello de Martin pero solo años después, ya de adulta, pudo reconocer: “No estoy enojada. Aquello no es un sentimiento… Aquello es un vacío que viene… es un abismo… Está más allá de la rabia, más allá del dolor, es un drenaje del sentimiento”

Mary, Norma y el crimen de la M

Mary le había confesado a Norna lo del asesinato de Martin, ya que ésta era perversa también. Así, la primera cosa que hicieron para divertirse juntas en el plano del crimen, fue irrumpir en una guardería de Scotswood, destrozando el lugar y dejando una nota en que se admitía la autoría del asesinato de Martin Brown. No obstante, la Policía no dio importancia al incidente y creyó que era solo una broma. No las tomaban en serio: había que hacer algo nuevo…
En parte por eso, el 31 de julio desapareció Brian Howe, un niño de tres años. Mary, al ver pasar a Pat (hermana de Brian) el día del crimen, le preguntó con malicia: “¿Estás buscando a Brian?”. “Sí, ya debería estar en casa”, respondió Pat sin imaginarse que, poco después, el cadáver de su hermano sería encontrado cerca de un edificio en construcción: mutilado, con una “M” en el abdomen hecha a base de cortes, con los mechones del cabello cortados toscamente, y con los genitales cercenados… Era un crimen demasiado siniestro, pero los investigadores vieron en él una especie de juego ritual, así que sospecharon que podría tratarse de un criminal adolescente, o quizá de un niño…

Nadie habría pensado directamente en Mary y Norna, pero estas fueron lo suficientemente torpes como para acosar a Pat y a otras personas de la familia de Brian, preguntando constantemente, y en tono de burla maliciosa, si extrañaban a Brian y si lo querían, así que  informaron a la Policía, las niñas fueron interrogadas y finalmente confesaron, sabiéndose así que la culpable era Mary Bell, que había matado a Brian con unas tijeras de pasto y que inicialmente le gravó una “N” de “Norna”, pero luego la transformó en una “M” de “Mary”, pues inclusive mató a Brian en ausencia de Norna, y solo después llamó a ésta para mostrarle su “hazaña”, la cual, al igual que el crimen de Martin, disfrutó muchísimo, según confesó ella misma ante los sorprendidos policías, que pudieron también constatar las confesiones con el diario que posteriormente se encontró en casa de Mary.
Tras examinarla, los psiquiatras la declararon psicópata y la encerraron por el cargo de asesinato en segundo grado, en diciembre de 1968. No parece dudoso el dictamen si recordamos las palabras de la propia Mary poco después de su arresto: “El asesinato no es tan grave, al fin y al cabo, todos moriremos de alguna manera”.
Los crímenes de Mary trascendieron mediáticamente, y la Prensa la bautizó como “La Niña Asesina”. Estaba así bajo el estigma, y lo cargaría toda la vida…
Con 23 años, Mary Bell fue finalmente liberada en 1980. Apenas salió, con una nueva identidad para no ser agredida o marginada, conoció a un joven, se embarazó, y abortó … Posteriormente, en 1984, tuvo otro embarazo y esta vez no abortó sino que se casó y, según se supo, asumió un ejemplar rol de madre, rompiendo así los círculos que, en sus repeticiones de generación en generación, convierten a la víctima en un nuevo victimario, a menos que ésta decida tomar otro camino, tal y como hizo Mary, aunque la sociedad no lo valoró y siempre los fisgones de la Prensa acababan por identificarla y arrebatarle la paz, hasta que el 21 de mayo del 2003 Mary consiguió una victoria legal en base a la cual podría mantener su anonimato y el de su hija por el resto de sus vidas.